Desde inicios de la pandemia del coronavirus COVID-19 la necesidad de la atención psicológica se ha incrementado debido a las modificaciones que tuvimos que realizar en nuestra vida diaria entre otras el aprender a trabajar desde casa, usar cubrebocas, tener siempre gel antibacterial, convivir de manera más cercana en el núcleo familiar (pareja, pareja e hijos) clases en línea, no visitar a seres querido y sobre todo el conocernos a nosotros mismos situación que no estaba prevista y que ha desencadenado problemas de salud mental como la depresión y ansiedad.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es de cierta manera un mecanismo de defensa que usa nuestro organismo para protegerse ante situaciones nuevas, desconocidas o peligrosas y la ansiedad como trastorno del estado de animo afecta el organismo de una forma prolongada desafortunadamente, el estrés es uno de los principales detonantes del TAG ya que de manera cotidiana la gran mayoría de la población en México nos enfrentamos a problemas de estrés que como consecuencia genera problemas para conciliar el sueño, mala alimentación, cansancio crónico y/o dolores físicos en el cuerpo principalmente en cuello, hombros, brazos y manos aunque en ocasiones dolor abdominal.
La fatiga pandémica se le llama según la OMS a todos aquellos síntomas derivados del COVID-19 y sus consecuencias como lo abordo en el párrafo anterior donde el TAG incluye los síntomas generados por COVID-19 por eso la clasificación en la ansiedad generalizada por eso mismo la fatiga pandémica puede llegar a ser temporal sobre todo porque tuvimos que adaptarnos al distanciamiento social que como mexicanos no estamos acostumbrados, a la incertidumbre que ha generado la evolución del virus y a la lentitud de la aplicación de las vacunas, por eso es importante tener en cuenta los siguientes síntomas para considerarlos como trastorno de ansiedad generalizada caso contrario solo son rasgos de ansiedad sin el trastorno:
En el TAG la ansiedad y la preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes durante los últimos seis meses):
Nota: En los niños, solamente se requiere un ítem de los 4 siguientes:
1. Inquietud o sensación de estar atrapado o con los nervios de punta.
2. Fácilmente fatigado.
3. Dificultad para concentrarse o quedarse con la mente en blanco.
4. Irritabilidad.
5. Tensión muscular.
6. Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).
Fuente: DSM V Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Cabe señalar que si se manifiestan otros síntomas parecidos a los anteriores hay que considerar la clasificación que le corresponde con base al manual DSM V y con el apoyo del psicólogo especialista y psiquiatra o en su defecto el neurólogo resaltando que el tratamiento es multidisciplinario en el sentido de que la atención psicológica debe tener el acompañamiento a la par del psiquiatra y/o neurólogo.
Recordemos que la fatiga se caracteriza porque podemos experimentar síntomas de estrés, apatía, desmotivación, cansancio crónico, falta de apetito y problemas para dormir por eso es importante tener en cuenta que la fatiga pandémica también puede llegar a ser una reacción natural y esperada de lo que estamos enfrentando en este cambio de hábitos a consecuencia de la pandemia por COVID-19 y puede llegar a ser temporal.
ATENTAMENTE:
Dr. HC Armando Arredondo Paredes
Psicólogo Clínico, Terapeuta Privado, Figura Pública, Analista en Radio, Tv, Website y Conferencista Nacional e Internacional Certificado.
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