Los niveles de testosterona normalmente comienzan a decaer a partir de los 40 años y disminuyen aproximadamente un 0,3% por año. Se estima que dos de cada diez hombres mayores de 60 años experimentan un declive de andrógenos que podría diagnosticarse como una andropausia o menopausia masculina.
Por otra parte, los estudios muestran que la deficiencia de testosterona es la causa subyacente y a menudo no diagnosticada de desórdenes como la pérdida de masa muscular y de densidad ósea, falta de impulso sexual, cansancio o depresión leve.
Los niveles de testosterona suelen ser más bajos cuanto más se sobrepasa el peso óptimo y mayor es el diámetro de la cintura. La razón es que la grasa abdominal transforma la testosterona en estradiol, un potente estrógeno. Por tanto, la primera medida es controlar el peso.
Existen ciertos alimentos que tienen un efecto comprobado, bien porque proporcionan sustancias químicas muy similares, que se podrían denominar fito androsteronas, porque estimulan la producción corporal o porque tonifican las glándulas endocrinas.
Dentro del los alimentos y base de alimentación tenemos el apio, es uno de los alimentos más recomendables para combatir la posible deficiencia de andrógenos.
Además de contener sustancias calmantes, diuréticas e hipotensoras, en el apio se ha descubierto un compuesto denominado androstenol que junto con la 3- cetona funciona como una testosterona suave. Se recomienda a los hombres que sospechen de una deficiencia de testosterona que consuma a diario el zumo de tres o cuatro tallos de apio junto con el licuado de 100 gramos de maíz dulce.
Otro alimento recomendable es el maíz. El licuado de granos de maíz dulce estimula la producción de hormona luteínizante, que a su vez favorece la síntesis de testosterona en los testículos.
Respecto a opciones de dietas, está la dieta ovo-lacto-vegetariana que, bien diseñada satisface todas las condiciones para el correcto desarrollo y funcionamiento del sistema hormonal.
La dieta vegetariana tiene la ventaja de reducir la exposición a las hormonas que están presentes naturalmente en la carne. Estas hormonas son similares a las humanas y pueden interferir en el funcionamiento de los sistemas fisiológicos. No obstante, conviene tener en cuenta determinados aspectos:
- Vigilar que proporcione la cantidad adecuada de calorías, pues tanto un exceso como una deficiencia pueden favorecer trastornos como la amenorrea o ausencia de menstruación.
- Si se prescinde de la carne aumenta el riesgo de sufrir deficiencias de hierro y Zinc, lo que puede causar alteraciones en la inmunidad, el metabolismo y el rendimiento físico.
- Tener una buena ingesta de vitamina C ya que mejora la absorción del hierro.
- Consumir alimentos vegetales ricos en hierro y cinc son las algas, las legumbres, los cereales integrales y los frutos secos.
Dentro de la dieta es indispensable considerar ciertos ácidos grasos que son necesarios para la síntesis de determinadas hormonas. El ácido linoleico (omega- 6) se convierte en ácido araquidónico, del cual se obtienen las prostaglandinas, hormonas que favorecen la vasodilatación y protegen la mucosa gástrica. En la vegetariana, es necesario obtener ácido linoleico en cantidades moderadas de los aceites vegetales de girasol, maíz o soja (no hidrogenados), frutos secos y semillas como el lino.
El colesterol, presente en todos los tejidos animales y ausente en las plantas, es imprescindible como precursor de las hormonas sexuales (progesterona, estrógenos y testosterona) y corticoesteroidales (cortisol y aldosterona). El hígado es capaz de producirlo ya a partir de grasas vegetales, pero si son muy escasas en la dieta, podría sufrirse de colesterol bajo.
MNH O. MARISA GUZMÁN LÓPEZ
NUTRIOLOGA
CED. PROF. 10405933
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